Discontinuidad para aportar coherencia
Cada proyecto tiene sus propios límites y sus posibilidades únicas. En esta vivienda en Boadilla del Monte, dos han sido las oportunidades a conjugar: primero, un desnivel preexistente que era necesario salvar con una intervención poco contundente. Y segundo, el deseo de integrar el paisaje en la propia vivienda.
Para permitir una entrada accesible, sin intervenir de forma agresiva en los diferentes niveles del terreno, decidimos crear dos zonas diferenciadas separadas por un muro que guía el recorrido interior; una con las estancias principales de la casa; y otra con los servicios.
Desde el exterior, se percibe el ritmo interior con el que las estancias se distribuyen a lo largo de este eje como elementos aparentemente independientes o desvinculados. Es la cubierta, que parece un elemento flotante gracias a un hiato de 40 cm en la estructura, la que da unidad a todos esos compartimentos aparentemente desvinculados.
Ese planteamiento de “desvinculación”, de elementos en sucesión, independientes y desligados, se logra gracias a la zona de aseo individual en cada uno de ellos. El retranqueo de estos aseos hace que la vegetación penetre, sin límites, en la construcción. La cubierta, en esta zona retranqueada, se abre también para crear un juego de claros y sombras. La particular forma exterior consigue que se gane independencia visual entre cada una de las estancias, aportando así una privacidad de la mirada, una sensación de pertenencia sobre el paisaje.